Volumen N°11: "Algunas cosas nunca van a cambiar"

Son las tres de la mañana de un miércoles cualquiera. Pasaron años desde la última vez que publiqué algo, tantos que ni siquiera sé cuántos. 

¿Por qué dejé de escribir? Quién sabe, después de todo no es como que no tenga cosas de las que hablar, ya sean recuerdos para memorar o simples vivencias de una pibita (ya no tanto) x de algún lugar del conurbano bonaerense. 

Creo haberlo dicho antes pero bueno el público se renueva: Crónicas Nocturnas toma su nombre de un hecho en particular de mí vida; todo me pasa de noche. Porque aparentemente tengo un pequeño complejo de búho... es eso o quizás tenga una ligera tendencia a no dormir bien y a sobrepensar. 

Hoy tampoco es la excepción a esa especie de regla sagrada.

A todo esto te estarás preguntando ¿Por qué estás escribiendo esto? Tampoco sé, no podría darte una respuesta concreta.

O a lo mejor simplemente me gusta hacerlo porque aunque a lo largo del tiempo haya desarrollado más un hobbie, escribir siempre me termina llamando más. Es como a esas personas a las que no me da paja contestarles un mensaje (que son pocas por cierto), les tengo aprecio podría decirse. 

Es curioso que me apasione escribir teniendo en cuenta que soy disléxica, ¿no? Al final lo que era un desafío se terminó convirtiendo en algo que disfruto. 

La cuestión es que en este tiempo sí escribí más de una cosa más nunca las publiqué ¿Por qué no vieron la luz? Dirás y bueno la verdad es que... te imaginarás la respuesta. 

Hay desde aventuras en cuarentena hasta resoluciones de problemas de larga data, un popurrí variado. Para todos los gustos: dramas súper intensos y boludeces irrelevantes.

Soy como un bazar chino, vas a encontrar de todo menos algo útil (o de buena calidad). 

A lo mejor le pegue una pulidita a esos borradores y los publique, después de todo me gusta ventilar mí vida a extraños en internet.

Y sí, efectivamente tengo algún que otro highlight chistoso así como también traiciones varias. Pero vamos de a poco.

Pero si de algo quiero que quede constancia hoy es de que efectivamente me recibí, aunque usted no lo crea terminé mí carrera con un promedio casi perfecto. Fue una sensación única, me sentí realizada por primera vez en mí vida; es maravilloso saber que no voy a tener que volver a estudiar nada más relacionado a la biiquimiki.

Todavía estoy esperando que me llegue el título pero ese es otro tema aparte. 

Conocí mucha gente también en este tiempo, algunas muy buenas y otras no tanto. Lo positivo es que me sirvió para darme cuenta que a veces no sé muy bien cómo socializar, no siempre tengo temas de conversación porque no soy como las otras chikis; aunque bueno ... la realidad es que soy una persona recuperada de la ansiedad social y todo esto para mí es un mundo nuevo.

Já a que no te esperabas esa eh pero sí, leiste bien. 

Oficialmente estoy curada, no more ataques de ansiedad, no more poner cara de pocos amigos cuando veo a alguien que efectivamente adoro. Por fin puedo ser yo desde el primer momento y nadie más va a creer que lo detesto por ser cortante y medio mala onda, aunque por dentro este gritando por no poder ser normal y tener alguna expresión positiva.

Tengo que aprender mucho y mejorar mis habilidades sociales pero por algo se empieza, no me puedo quejar. 

Si estás pasando por eso te recomiendo encarecidamente que hagas terapia, en mí caso en particular había un único origen de todos esos pensamientos intrusivos y el ser capaz de detectarlo fue lo que me liberó. 

Y para finalizar esta entrada exprés quiero remarcarme lo mucho que me relaja escribir, aunque sean párrafos enteros diciendo nada. Es increíble la capacidad de ayudarme de apagar el cerebro que la escritura tiene para mí.

Porque sí, empecé a escribir esto porque no me podía dormir por estar pensando a diestra y siniestra, totalmente saturada de cosas innecesarias y ahora que ya son las cuatro de la mañana me siento como nueva; como si no hubiera perdido un segundo de mí tiempo en abstracciones mentales sin salida ni solución. 

Bendito sea el día en el que agarre un lápiz y un papel.